miércoles, 24 de marzo de 2010

Cumple en el huerto

Queremos dar las gracias a Oscar y a Silvia por habernos hecho vivir una de las jornadas más surrealistas de nuestra vida.

Todo ocurrió un sábado 30 de julio del 2005 en el que “Los Estallo” nos habíamos reunido para celebrar el 60 cumpleaños de mi madre. Después de la comida la familia decidió culminar el encuentro en el patio de la casa de Julio y Trini. Entre canciones y vino, Silvia nos comentó…

- “Aina, David. ¿Os apetece venir a un cumpleaños al que estamos invitados? Es en un huerto aquí al lado de Huesca. Aina y yo nos miramos con esa cara de “Bueno… podría estar bien…”

Así que casi sin darnos cuenta íbamos cinco elementos montados en el coche de Jorge preparados para empalmar una celebración con otra. Mientras Silvia hacía una parada técnica en su casa para cambiarse y esas cosas, en el coche teníamos la siguiente conversación.

- Oye Oscar, ¿de quién es el cumpleaños?
- No tengo ni idea, me he enterado hoy. Es una chica que Silvia conoce de la biblioteca o algo así.
Aina y yo nos miramos con cara de ¿dónde nos hemos metido?

Baja Silvia y le preguntamos:

- Ejem… ¿de quién es el cumpleaños al que vamos?
- Es de una chica…, que nos conocemos de vernos por la biblioteca…, alguna vez hemos tomado un café…, no sé nada más de ella…, esta semana me ha invitado a su cumpleaños… ¡Y NO SÓLO VOY SINO QUE ADEMÁS LLEVO A MI NOVIO Y A SU FAMILIA!

Acabando estas conclusiones llegamos a la puerta de los multicines donde nos esperaba nuestra amiga del alma (por cierto ¿alguien se acuerda de cómo se llamaba, su color de pelo, algún dato que permita localizarla, la habéis invitado a la boda?)

Asumida la situación nos dirigimos a un huerto donde íbamos a celebrar tan sentido cumpleaños. Lo mejor de todo las presentaciones con sus amigos:

- Esta es Silvia, nos conocemos de la biblioteca. Tú te llamabas Oscar, ¿verdad? es su novio. Y aquí… unos parientes.

Después de todo el protocolo de bienvenida buscamos un sitio seguro desde donde ver el percal e ir aprovisionándonos de calimocho, que por cierto, era la única bebida disponible junto con el agua de los hielos. Poco a poco fue llegando más gente a este acontecimiento: algunos amiguitos de la homenajeada, una pareja de “chunda-chunda”, algunos que tenían menos amigos que nosotros (que quieras que no, por lo menos nosotros éramos cinco).

Al final la tarde no estuvo mal. Siempre recordaremos esta maravillosa velada en la que pudimos compartir con Silvia, Oscar y Jorge el cumple de “no sé quién”, en “no sé qué huerto”, con “no sé que otra gente”


Aina y David

2 comentarios:

  1. Yo creo que en la vida de Oscar todo es surrealista, desde la escapada libre por parte de su coche, hasta una conversación que mantuvo a "grito pelao" con otro de su mismo perfil en lo alto de una montañeta...

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  2. Jejejejeje... que bueno aquel cumpleaños. parecía un casting para una película de Almodóvar por lo menos. de lo más surrealista que he vivido, es verdad (aunque no lo repetiría, jeje)
    y ese anónimo qué, que dé la cara! como que surrealista!? no hay nada más mundano que la "conversación" mantenida aquel día (por cierto, que tambien estaba Guillermo, que ha escrito por aquí..)
    Oscar

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